Es una suerte que el director español, Alejandro Amenábar con su película AGORA, nos sorprenda rescatando de la historia a Hipatia de Alejandría, que aunque olvidada interesadamente, transmite frescura a la construcción de la sociedad en igualdad.
Solo quiero reivindicar esta figura, su talento y altura intelectual, su independencia, su alta responsabilidad para con su tiempo y sociedad, que quería plural. Molestaba por ser mujer, por aconsejar a hombres que gobernaban, por ser sabia, por ser maestra, por tener un pensamiento propio e inquieto, por no someterse al fundamentalismo religioso imperante e impuesto por la iglesia. Era demasiado peligrosa para unas instituciones que caminaban hacia un autoritarismo moral y doctrinario. Por eso la acusaron de bruja y de prostituta. Por eso hombres fanáticos la mataron. Pero... el fanatismo pasa - aunque cueste siglos - y la figura ética, positiva y ejemplarizante de esta mujer hacia toda la sociedad, y especialmente hacia las mujeres, queda como referente de lo público en igualdad, del valor de la educación para todos y todas, de la responsabilidad del esfuerzo del trabajo, del esfuerzo de la libertad y de la lucha por ser libres y auténticos ciuddanos y auténticas ciudadanas. Hipatia es un ejemplo a admirar.